Esta niña de 13 años sufrió una violación grupal. Pero lo que pasó 2 años más tarde, me partió el corazón

Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, es una lucha constante contra el mundo para que ellos lo tengan todo y sean realmente felices. Nuestro tiempo y amor se lo otorgamos principalmente a ellos y no podemos negar que cuando alguien los lastima es como si nos lastimaran a nosotros mismos, pero lo peor, el dolor más grande para un padre será sin lugar a dudas el perder a un hijo.


Linda tenía una hermosa hija de tan solo 13 años de edad llamada Cassidy. Durante el colegio fue presa fácil para varios compañeros que la acosaban a diario, le hacían pesadas bromas, la insultaban e incluso llegaron a golpearla en más de una ocasión. La situación era critica pero pronto estaría mucho peor.

Incluso el acoso continuó en las redes sociales o, dichos compañeros que la molestaban solían hacerle llamadas para amenazarla. El acoso llegó a tal grado de que Cass no quisiera ir a la escuela para no encontrarse con los acosadores que estaban haciendo de su vida un infierno.
Con el tiempo y la ayuda de un psicólogo, Cass fue recuperando su autoestima y volvió a la escuela aunque, no asistía toda la semana, iba de poco a poco pero parecía que todo marchaba bien, incluso la líder del grupo que la acosaba le pidió disculpas y dijo querer ser su amiga o al menos, eso quería hacerle creer.
Para hacer las paces, invitaron a Cass a una casa supuestamente para celebrar que ahora eran amigas, queriendo olvidar el pasado Cass aceptó sin imaginar que esto se trataba de una trampa y que lo único que querían lograr es que ella se encontrara sola. Apenas llegó a la casa en donde la habían citado, la pesadilla comenzó.
Su madre expone que Cass no conocía a los chicos mayores que llegaron después de que sus ¨amigas¨ la encerraron. Estas tomaron asiento y vieron como por turnos la violaban.
Al descubrir la pesadilla que su hija había tenido que vivir, Linda la llevó a levantar una denuncia pero era tanto el miedo de Cass de lo que pudieran hacerle después sus agresores, que no declaró absolutamente nada y así no pudo abrirse el caso. No conforme con haberle destruido la vida, los agresores continuaron con los acosos, continuaron las llamadas y las burlas y exhibiciones en redes sociales, entonces Linda decidió poner un alto a esta situación y se mudaron a otra ciudad para que Cass pudiera comenzar de nuevo e ir a otra escuela, aunque esto segundo en realidad no fue posible.  

Sin embargo, mudarse no fue suficiente pues Cass sufría un trastorno de estrés postraumático; no comía ni dormía bien y además, con frecuencia sufría ataques de pánico. Su madre hizo todo lo posible por ayudarle a salir adelante pero Cass no puso mucho de su parte y para terminar con su dolor, decidió quitarse la vida.
Linda se vino abajo al perder a su hija y aunque a pesar del tiempo el dolor continúa, decidió alzar la voz por todas las víctimas de acoso y abuso como lo fue su hija Cass, así que, decidió compartir una carta en su cuenta de Facebook:
¨EL ACOSO MATÓ A MI HIJA¨
He callado por mucho tiempo pero ya no más. Ya no más porque esto no puede quedar impune y porque mi hija merece justicia, además, no quiero que haya más víctimas. En el colegio Wellington Secondary, alumnos de entre 13 y 15 años de edad, cometieron un cruel crimen y le arrebataron la vida a mi amada niña Cassidy Trevan.
Mi pequeña tenía solo 13 años de edad y toda una vida por delante pero estos jóvenes sin escrupulos la llevaron a acabar con lo más preciado que puede tener un ser humano: su vida. Traté por todos los medios de que ella se repusiera de todo el salvajismo y crueldad que vivió pero nunca pudo reponerse ni olvidar. No mudamos de ciudad pero nunca más pudo volver a un colegio, ni tener amigos, ni salir de casa, ni convivir con otras personas que no fuese yo, cualquiera salida terminaba en ataques de pánico y horror.
Y a causa de esos malditos delincuentes tuve que ver a mi hija morir un poco cada día que pasaba. El acoso continuó incluso después de mudarnos, de alguna u otra forma la terminaban contactando no conforme con haber abusado de ella y haberle arrebatado su inocencia. Su terror fue aumentando cada día más, podía avanzar un centímetro pero retrocedía un metro apenas aparecían estos demonios. Lo ocurrido siempre estaba en su mente, aún más por las noches en sus pesadillas. Últimamente ya no dormía con tal de no tenerlas, el insomnio, los nervios, el estrés, la ansiedad, ataques de pánico y terror, se volvieron parte de su día a día. Esto le provocó una enfermedad mental de la que no pudo salir, ni con médicos, psicólogos, ni terapias, ni psiquiatras. Cada día que pasaba era agonizante para ella y para mí, ¿Qué delito cometí como para merecer ver morir a mi hija de esa manera?

En todos mis intentos por rescatar a mi hija de su agonía, fracasé. Su aspecto cambió radicalmente, no solo se dañaba físicamente sino también emocional. Rara vez llegaba a salir de la cama y sin poder más con su dolor, con las pesadillas y con aquella escena que revivía una y otra vez, decidió acabar con su vida, ella lo hizo pero ustedes malditos criminales fueron la causa.
Lo peor no es que yo o la policía sepamos quienes son, lo peor es que ustedes lo sepan porque por el resto de su vida llevarán en su conciencia lo que le han hecho a una niña que era buena y jamás había dañado a nadie. Deseo con todo mí ser que un día no puedan con la culpa, el arrepentimiento, el remordimiento y las pesadillas. Deseo que en cada niña vean a mi querida hija Cass, y que un día, si es que corren con la suerte de que alguien los acepte, tengan hijos y entonces incluso en ellos vean a mi niña y estén siempre pensando que a ellos les puede pasar igual, aunque lo mejor para este mundo y la sociedad, sería que tomaran la misma decisión que llevaron a tomar a mi pequeña.
Mi niña era todo lo que tenía, mi mundo giraba a su alrededor y aún sigue siendo así aunque ya no esté conmigo y sinceramente no sé cómo continuar sin ella. No sólo han matado a mi niña sino también a mí, la mitad de mi alma y de mi corazón se han ido con ella, desearía que sus padres atravesaran por lo mismo que yo. Ahora todo el futuro que a su lado parecía prometedor ha desaparecido. Han destruido dos vidas en un acto que simplemente no tiene nombre pero merece el peor de los castigos, todo por la envidia de una chica que ha sido capaz de cegarlos y manejarlos a su antojo para acabar con mi pequeña niña. Lo que hicieron jamás fue un juego, una mente sana no hace lo que ustedes, le arrebataron su vida, sus ilusiones, su inocencia, sus sueños, su dignidad, su confianza y seguridad, le arrebataron todo sin merecerlo, ustedes no merecen el perdón.
Nunca he sido una mala mujer así que no tomaré venganza, yo no me mancharé las manos de sangre como ustedes lo han hecho pero eso sí, ojalá que nunca puedan olvidar el nombre de Cassidy Trevan, suficiente tendrán con ello para el resto de su vida.
A mi niña la mató el acoso, la envidia, la falta de valores de un grupo de chicos que han dejado ver lo patética que es tanto su vida como su educación. No ignores este mensaje, no permitas que haya otra víctima como mi pequeña Cass, comparte este mensaje y nunca, nunca te quedes callada. Es momento de alzar la voz.
Linda Trevan. 
Es inconcebible lo que sucedió con esta jovencita que tenía toda una vida por delante, ¿qué pasa con los chicos de ahora? ¿en dónde están los padres? ¿cómo es que no se dan cuenta de las atrocidades de las que sus hijos son capaces? Hace falta abrir más los ojos y estar más al pendiente de los hijos, porque muchos de ellos definitivamente son los delincuentes del futuro.
Lo que vuelve más insólita esta historia y llena de indignación a todo mundo, es que Cass nunca tuvo justicia, lo único que podemos esperar es que las palabras de Linda lleguen hasta los ojos de estos salvajes sin corazón y que la culpa no los deje vivir tranquilos jamás.

Las palabras de Linda simplemente nos han roto el corazón, en ellas refleja todo su dolor e impotencia. ¿Cómo podemos ser tan ajenos a situaciones así? 
Esperamos que la carta de Linda cumpla con su cometido que es crear conciencia sobre el acoso escolar y la importancia de poner un alto a tiempo, estar alerta tanto padres de familia como maestros y claro, recordar que la educación comienza en el hogar, de esta manera muchos chicos pueden salvarse de vivir algo fatal.
COMPARTE esta carta para que llegue a los ojos no sólo de los responsables sino también de padres de familia, maestros y alumnos, así podremos crear conciencia.

Fuente: 9news

Vía: www.porquenosemeocurrio.com
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